jueves, 21 de julio de 2016

Sin nombre, pero definidos.




¿Cuánto tiempo se necesita para que acabe la guerra? Todo el mundo habla del camino a la paz, citan a Gandhi, practican yoga y otros dibujan mándalas. Y mientras que algunos quieren desarmarse, yo quisiera a veces desalmarme. 

Y no entiendo cómo acabar esta guerra que no los involucra a todos, pero que a la mayoría nos tiene jodidos y quizás sea la principal causa de todo este efecto desastroso que tiene al mundo deteriorado. ¿Cómo culmino esta guerra conmigo mismo? Es difícil ver pasar los años, observar mi evolución y comparar la manera ingenua con la que observaba el mundo a la realidad desastrosa con la que hoy lo percibo. 

Mantengo amistades, y he intentado forjar algunas nuevas, aunque terminan siendo un fraude. He crecido espiritualmente en algunos aspectos, mientras que otros han quedado sepultados; he descubierto nuevas facetas mías y he abandonado otras; me he dado cuenta que nunca me gustó la carne y que sería feliz comiendo solo pollo y pescado. También descubrí que mi instrumento favorito no era la guitarra como creía, sino hacer melodías en el piano; que me gusta la música en inglés, pero que no cambio por nada la música de mi tierra. Entendí, que los amores de colegios, quizás por ser tan inocentes, son los únicos que se recuerdan con una sonrisa en los labios; y pude comprender por primera vez, la razón del llanto de mi madre. 

Entre tantas cosas, entre más comprensión y razón, entre más años y experiencias, se iban tejiendo en mí y adhiriéndose a mi ser, ellos, mis miedos, que se han vuelto tan míos que soy incapaz de nombrarlos sin usar el pronombre posesivo "mis", y como lastima ver como todo cambia  y que mientras algunas cosas se desvanecen, ellos cada vez me definen más. 

En ocasiones he sentido que les he vencido, que fui más fuerte que ellos y que solo forman parte del pasado, pero luego, cuando llega el momento de encararlos con la realidad, observo que no han desaparecido, que sólo estaban anestesiados, y ya no sé que hacer con tantos temores. Temores que atormentan, que no son como aquellos miedos a las alturas, o al fuego, sino aquellos que me impiden confiar y entregar mi alma, aquellos miedos que me quitan parte de mi humanidad que tanto intento mantener. Pero a la vez pienso, que son esos mismos temores los que me hacen fuerte, porque aunque ellos permanezcan en mí, mi capacidad de amar es infinita y los supera. 

Y como jode amar con miedos, y como mata que suelen tener razón.

PETER PAN

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