Como quien se sube por primera vez en una montaña rusa,
Me amarro con todas mis fuerzas sobre tus caderas,
Y entonces siento que el motor se enciende
y entiendo que es el momento de darle la bienvenida a la adrenalina.
Comienza el movimiento y nos desplazamos,
y en ese instante contraigo mis músculos,
siento el vértigo del ascenso, y la sensación de acercarme a lo desconocido.
Me atemorizo, así que en mis pensamientos recurro a los lugares que me llenan de paz y me siento oceánica.
Ahora soy una ola,
Una ola próxima a romperse en tu orilla.
Entonces viene el descenso, y el recorrido de mis sales se extiende desde mi mejilla hasta tu ombligo.
Entonces no soy lágrimas, soy mar, soy vida.
MARTHA ROJAS

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